Un destello seguido de un crujido acompañado del ruido del obturador de la cámara fotográfica, resonaban y resonaban.
Aprender de lo que te rodea, sentir las secuencias que marcan la música de la tormenta y dejarte llevar.
Disfrutar de lo que haces, disfrutar del momento y disfrutar de la vida que tienes delante.
La danza ya ha empezado, te sientes como si fueras el director y todo esta preparado para el acto final.
Y solo queda, bajar el telón.
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