Una visita fugaz, tan fugaz que fue como un suspiro.
Aparcar el coche, sacar la cámara y fotografiar.
Me concentre tanto que ni sabia que hora era y no quería gastar tiempo.
Tiempo el justo para poder hacer la foto de rigor.
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Observando todo a mi alrededor, por si me dejaba algo.
Algo como un contra luz, pero lo hice.
Volví la cabeza y veía a esta ave jugar conmigo, si la miraba se quedaba quieta.
Otras sin embargo pasaban a toda velocidad sin importarles si les miraba o no.
Recordándome que yo también he de seguir aunque me estuvieran mirando.
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